Los percebes
En las fechas navideñas los manojos de grandes y hermosos percebes empiezan a aflorar en las pescaderias de Euskal Herria y es que es en esta época cuando podemos disfrutar de este apreciado manjar en condiciones inmejorables.
Este crustáceo que en nuestras tierras lo conocemos como lanperna, se recoge principalmente en el mar Cantábrico y en las costas del Atlántico, entre Francia y Portugal. Su consumo es muy reciente en comparación con otros productos. Habita en el mar pegado a las rocas y se recolecta manualmente al pie de la zona intermareal, o bien desde una embarcación cuando las condiciones del mar lo permiten. Los lanpernariak (los recolectores de percebes vascos) golpean las piñas con la ayuda de una rasqueta para despegarlos de la roca. Un trabajo artesanal que se realiza a mano con mucha destreza. Tiene un componente de peligrosidad porque se encuentran en las costas inaccesibles donde rompen las olas con gran fuerza.
Es una labor que se realiza entre dos personas. Una baja a las rocas atada por la cintura y otra se encarga de guardar la seguridad del primero ante caídas y golpes. El trabajo se hace en bajamar cuando el percebe está seco y en épocas de mareas vivas, al bajar más la marea, se pueden recoger ejemplares más grandes que habitan más abajo. Se emplea la técnica del “rareo” que consiste en recoger algunos ejemplares en beneficio del desarrollo de los demás. Cortar o despegar bien los percebes ayuda a mantenerlo más tiempo vivo. Para poder conservar los percebes vivos y frescos hasta unos cinco días es importante meterlos en una caja con rejillas tapados con un paño, libres de la humedad en un ambiente frío.
Su llamativa y singular forma hace que podamos identificar diferentes partes en este crustáceo: una superior llamada capitulo y una inferior conocida como pedúnculo. La superior vulgarmente conocida como uña del percebe debido a la similitud en apariencia. Esta uña protege al animal de las posibles ataques de depredadores o de la desecación en los momentos de bajamar.
Las diferentes denominaciones que escuchamos popularmente en los mercados hacen referencia al tamaño del ejemplar, por ejemplo cuando se habla de un percebe de primera o extra se está haciendo referencia a los más grandes y gordos, y así hasta llegar a los percebes de cuarta o pipas, que serían las más pequeña y delgadas. A la hora de comprar se debe tener en cuenta que tengan un fuerte aroma marino, que no sean pegajosos al tacto y que estén ligeramente húmedos. Aunque no es habitual, se comercializan también congelados, pero al igual que el resto de los mariscos no es apropiado congelarlos, ya que pierden sus aromas y propiedades.
Podría pensarse que el alto precio de los percebes se debe a su sabor, por el cual está considerado el rey de los mariscos, pero en realidad se debe, además de a su calidad, fundamentalmente a la dificultad de su captura.
Principalmente se consumen cocidos. Para ello hay que hervir abundante agua condimentado con un poco de sal e introducir los percebes poco a poco. La cocción dependerá del tamaño de las piezas, entre uno y tres minutos. Después se sacan a una fuente o bandeja para echarles abundante sal gruesa y se dejan reposar alrededor de 5 minutos. Antes de servir se sacuden para quitar los restos de sal. Lo interesante es el aroma que desprende el producto en sí. Cuanto más fresco sea el percebe menos cantidad de sal necesitara durante su cocción.
Para preservar el característico sabor del percebe se pueden utilizar diferentes técnicas de cocinado. Por ejemplo, los podemos saltear en una sartén bien caliente con unas gotas de aceite de oliva y sal gorda. Esta operación debe ser corta para que la pieza no se rompa con el movimiento de la sartén. También se pueden asar a la brasa. Una suculenta opción de servir estos percebes es asados y descascarillados con un caldo de chipirón, patata limón y trigueros.
Un exquisito manjar del que podemos disfrutar en nuestras costas en los meses de invierno. Una buena opción para los festejos familiares navideños que están a la vuelta de la esquina.
Sugerencia:
Percebes asados
Es una técnica muy poco habitual pero muy interesante.
Asar los percebes en una sartén o a la brasa ofrece la oportunidad de poder disfrutarlos de una manera innovadora, impregnados de aromas de la brasa o los producidos en el contacto con la sartén. La aplicación del calor permite cambiar las características organolépticas y sensoriales del producto y se aumenta la intensidad del sabor.
Además, este aumento de la temperatura ayuda a despegar la carne de la piel con más facilidad.
Ficha técnica
Nombre científico: Pollicipes
Familia: Scalpellidae
Habitat
Se alimenta de plancton y algas por filtración debido a su carencia de extremidades. Vive pegado a las rocas en las zonas donde rompen las olas.
Se distribuyen principalmente en la zona del Cantábrico y del Atlántico, aunque también se encuentra en otras zonas como en las costas de Marruecos. Culturalmente no hay tradición de consumir este crustáceo fuera de estas costas.
Tamaño:
El tamaño del percebe suele indicar fundamentalmente su capacidad reproductiva. Es decir, un ejemplar de tamaño medio, entre 1 y 1.5 cm puede producir 16.000 huevos. Los de tamaño superior, de hasta 2cm podrían producir hasta 34.000 huevos en cada puesta.
Valor nutritivo:
Los percebes, a diferencia de otros mariscos, tienen menor aporte de grasas pero poseen gran cantidad de vitaminas del grupo B como el B1 o el B2.
En cuento a minerales se puede destacar su contenido en potasio. También se pueden comentar otros aportes como el selenio, el magnesio y el fosforo, pero en inferiores cantidades.
Variedades
La variedad más común es el percebe común que conocemos en nuestras costas, pollicipes pollicipes. Se distingue por la textura prieta, son más cortos, gruesos y con una tonalidad más oscura. Su sabor es muy apreciado por tener más sustancia.
El percebe marroquí, también de la misma familia, suele ser más largo y delgado con un sabor más insípido y terroso.
Por otro lado está el percebe de las costas atlánticas de Canadá. Largo y estrecho, con poca carne y sabor menos intenso.
También hay una variedad de percebes del pacífico que se distribuyen generalmente congelados.
Dato de interés
Aunque el pene del percebe es considerablemente más grande que su propio cuerpo, hay investigaciones científicas que demuestran que el crustáceo expulsa su semen al mar para que las hembras lo recojan y puedan procrearse. Sin duda, el contacto entre ellos es difícil estando pegados a una roca durante toda su vida…