El taro
El taro ha sido tradicionalmente alimento y fuente de energía de los habitantes de las islas del Pacífico.
La importancia del taro reside en la versatilidad en los usos de la planta: el tallo puede utilizarse en ensaladas; los tubérculos proporcionan almidón fácilmente digerible; y las hojas pueden emplearse como verdura o incluso para envolver comida. Sus grandes hojas se han utilizado incluso para construir los techos de las chozas de poblados indígenas de las islas.
La planta es perenne, con racimos de hojas largas con forma de punta de flecha que apuntan hacia el suelo. También se dice que tienen forma de oreja de elefante y por eso que al taro también se le denomina así.
Las hojas crecen en tallos que pueden ser de color verde, rojo o negro. La planta posee un tubérculo donde se almacenan los almidones producidos en las hojas. El tubérculo puede llegar a alcanzar 15 centímetros de diámetro, es de color marrón con carne blanca o rosa, y es la parte más apreciada de la planta.
Cuando la planta alcanza la madurez, se produce un ramo floral entre las hojas. Cerca del tallo de la flor, aparece una espata de color blanco amarillento que cubre y protege el racimo de flores. Las nuevas plantas aparecen alrededor de la base del tubérculo.
La planta del taro necesita una gran cantidad de agua para crecer. Gracias a su capacidad de crecer en condiciones de saturación de agua, puede plantarse en suelos hidromórficos que son inadecuados para otros cultivos.
Antes de comerse, todas las partes de la planta del taro deben cocinarse, para eliminar la mayor cantidad posible de oxalatos presentes en ellas. Se recomienda un remojo prolongado, un baño en agua y cocción adecuada, ya que no hacerlo supone riesgo de intoxicación.
El taro fue uno de los pilares de la dieta en la isla de Hawai. El tubérculo se hierve igual que otros vegetales almidonados, y después, se aplasta y se mezcla con el agua para obtener un líquido viscoso, el poi, uno de los alimentos básicos en Polinesia.
Sus hojas se cocinan como las de la mostaza o el nabo y en el Caribe, el producto resultante se llama callaloo (elaboraciones a base de hojas de diferentes vegetales, entre ellos, el taro). Cuando las hojas son jóvenes, se cocinan y se utilizan como un vegetal muy nutritivo. Se hierven y se cubren con crema de coco o se mezclan con frutas tropicales.
El tubérculo de la planta del taro se utiliza como un producto sustitutivo del arroz y la patata, y generalmente se come cocido. En China, el taro se cuece al vapor para preparar unas bolitas que luego se rellenan de carne y se fríen, y en Japón se utiliza para elaborar algunos postres. En otros países añaden el taro en pucheros de hortalizas.
Jugamos con aquellas características que más nos sorprenden del producto, en el caso del taro nos quedamos con la textura y con ella, recreamos una idea. Relacionamos la textura del taro con la alubia y el aroma del caldo de alubias nos obliga a creer en ello. La importancia de los caldos y fondos es vital en mi cocina, busco sentir y recordar a través de los sentidos.
Sensaciones que van unidas a la memoria, olores, recuerdos, esos platos de cuchara que nunca se olvidan. Lo cercano unido a la sorpresa.
Sugerencia: Puede ser un sustitutivo de otros tubérculos, por lo que animamos a los curiosos a que utilicen el taro en los potajes en los que suelen emplear patata. El taro es también ideal para purés.
LA FICHA
Nombre científico: Colocasia esculenta
Familia: aráceas
Historia y origen: el taro es un cultivo antiguo, que se cree que es originario del sudeste asiático. Sus semillas pudieron ser diseminadas por las aves a lo largo de los trópicos y subtrópicos.
Temporada: el taro está disponible durante todo el año.
Valor nutricional: Los tubérculos de taro tienen un bajo contenido en proteínas y son muy ricos en carbohidratos, principalmente almidones. Por eso se consideran alimentos especialmente energéticos, como la yuca o la patata. La parte externa del tubérculo es rica en hierro y en calcio. Las hojas, por su parte, son ricas en minerales y vitaminas.
A pesar de ser un alimento muy nutritivo, las personas son trastornos renales o gota deben evitar consumir taro, ya que cuando el ácido oxálico se combina con cationes divalentes se forman cristales de oxalato, que pueden formar grandes piedras en el riñón.
Variedades: existen más de 200 variedades de taro, diferenciadas por sus bulbos y tubérculos comestibles o por su follaje para utilizarse como planta ornamental.
Se dividen principalmente en dos grupos:
- Los taros de los humedales, que son la fuente del poi, un plato que se elabora en Polinesia como un alimento básico.
- Los taros de tierras altas, que se utilizan para cocinar como si fueran patatas.
Dato de interés: el almidón que se encuentra en el taro es de gran calidad y su digestibilidad se ha estimado en un 98’8%. Por esta razón, la harina de taro y otros productos relacionados se han utilizado ampliamente para la formulación de alimentos para niños de corta edad.